
20 de marzo, aniversario de la partida al cielo de Santa María Josefa
Cuando se contempla el mar en calma uno se serena, lo mismo ocurre cuando se contemplan tus maternales ojos, Santa María Josefa.
Aquí en la Casa Madre, donde reposan tus restos Madre, miro tu imagen y contemplando tus ojos, me adentro en un mar inmenso en el que descubro tu corazón de Madre y recuerdo las palabras que decías a las primeras Siervas de Jesús que tuvieron la dicha de vivir contigo. El Corazón de Jesús fue tu centro, por eso nos dices: “Encomiendo al Sagrado Corazón todas sus necesidades y a todas las introduzco en ese Corazón divino, que tanto nos ama; si allí permanecen por la pureza y el amor, encontrarán en Él el director de su espíritu, el consuelo en sus penas y la recompensa de sus sacrificios”.
Contemplando tus ojos, se vislumbra la pureza de un corazón de amó mucho a María y la hizo amar: “Tomen por Madre a la Stma. Virgen, para que siempre las proteja y siga esparciendo en el camino de la vida religiosa las flores de sus bendiciones; de este modo les será más fácil alcanzar la perfección a que debe aspirar la verdadera Esposa de Jesucristo”.
Contemplando tus ojos, veo tu corazón de Madre que dice: “A pesar de los distintos caracteres, estén persuadidas de que todas tienen un lugar en mi corazón, y a todas las he querido como madre cariñosa; en la Comunión, nuestro Señor me va presentando una por una”.
Contemplando tus ojos, admiro tu corazón que ama a todos, en particular a los enfermos: “No crean, Hermanas, que la asistencia consiste sólo en dar las medicinas y la alimentación al enfermo; hay otra clase de asistencia que nunca deben olvidar, y es la del corazón, procurando acomodarse a la persona que sufre, saliendo al encuentro de sus necesidades”.
Madre María Josefa, todos te conocían por Madre Corazón, y no podía ser de otra manera, porque cuando contemplaban tus ojos, veían en ellos el amor del Corazón de Cristo.
Hoy, 20 de marzo celebramos 110 años de tu partida al cielo, y lo hacemos con inmenso gozo. El Beato Mons. Narciso de Estenaga, decía a las Hermanas que lloraban tu ausencia: “No lloréis, ahorrar vuestras lágrimas que no ha muerto, sino que vive en una paz singular, vive en vuestros corazones, vivirá eternamente”.
Felicidades, Santa María Josefa.
S. M. D. B.
Sierva de Jesús