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Hermanas cursillistas

El jueves, 7 de marzo, iniciamos con gran alegría e ilusión los días de Cursillos en la comunidad de Moreno – Buenos Aires. El sacerdote, P. Juan Pablo Roldán, religioso Redentorista, fue el encargado de impartir la formación. Iniciamos estos días de gracia con la celebración de la Eucaristía a las 19:00 horas. En la homilía, el Padre señaló la importancia que tiene en nuestras vidas tomarse unos días para reflexionar, para ver cómo estamos haciendo camino, muy a pesar de nuestras fragilidades.

El tema de los Cursillos fue: “Dios, rico en misericordia”.

Aquí reflejamos algunas pinceladas:

Hacia una espiritualidad de la fragilidad. El aspecto biológico juega un papel fundamental en este sentido. Somos seres frágiles ya que estamos en permanente evolución, aprendiendo desde que nacemos hasta que morimos, en este crecimiento físico, psicosocial y sobre todo espiritual, aparece el llamado RUAJ (palabra hebrea), cuyo significado es viento, aliento, soplo de Dios. Palabra muy unida a NEFESH (palabra hebrea), cuyo significado es “tomar conciencia”, de estar vivo, de estar aquí. (Gen.2,7; Sab. 11, 21-26).

De esta manera podemos decir que el espíritu de Dios, que habita en nosotros y siempre nos impulsa a ir hacia adelante, es como el motor de nuestra vida.

Y religarme…

Religarnos a una trascendencia que nos ayude a encontrar y a darle sentido a nuestra vida.

Quien sale de sí, es quien sirve”, “hay más felicidad en dar que en recibir”. Si no se hace así, uno se queda por la mitad, se desmorona.

El hombre es lo que decide ser. ¿qué elijo que habite en mi interior? Que habite la alegría o el rencor. Cada uno tiene un camino que recorrer hacia la trascendencia.

Debemos estar abiertos a la gracia, sin Dios no podemos nada.

Es la oportunidad de dejarnos ayudar, nada nos humaniza tanto como el dolor, nada nos vincula tanto como el sufrimiento. (2Cor. 12, 7-10; Mc. 5, 36)

Saber de mi propia realidad me lleva a saber que el otro también es frágil. Tenemos la posibilidad de entenderlo como es, aceptarlo, reconciliarme. La fragilidad es el terreno de la salvación, de la Redención. Podemos negarla, rechazarla, olvidarla, obviarla. Pero cuando la acepto me conozco.

Que el Señor haga de nuestra fragilidad tierra de trascendencia.

(Gn. 3, 9) Dios le pregunta a Adán ¿Dónde estás? Esta pregunta se repite una y otra vez en nuestra historia y en la historia de la humanidad. Esta pregunta nos insta a dar la cara, a responsabilizarnos de ese miedo o vergüenza que podemos sentir ante ciertas situaciones. En contraposición de esta cita del AT. Jesús, nos presenta la parábola del hijo prodigo (Lc. 15, 11-32), cuyos personajes nos interpelan; ese hijo que vuelve, porque quiere estar mejor, el encuentro con el padre, esa imagen tan conmovedora. En esta parábola podemos ver con claridad las características de la misericordia, una de ellas es la mirada del Padre, que solo busca el bien del hijo, con esperanza.

Por otro lado, tenemos en María, un ejemplo claro de la manifestación de la misericordia, la cual nos mira con ternura, con atención, de modo integro. En las bodas de Cana, ella observa la falta de vino, mira esa necesidad con ternura, sin juicios, indica que se haga lo que Jesús diga, ella siempre nos remite a Jesús, fuente de toda misericordia.

Las Bienaventuranzas.

El Padre nos presentó la Misericordia a través del magisterio de la Iglesia, para lo cual rememoró a cuatro Pontífices cuyos escritos nos hablan extensamente de la misericordia, estos son: San Juan XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo II, Benedicto XVI, y el actual Papa Francisco, en su gerundio misericordiando.

Al iniciar este tema, el Padre nos sitúa en nuestro tiempo y nos señala un mal que también nos puede invadir: la autorreferencialidad. El éxito, la inmediatez, palabras antes ya citadas, de ahí el reconocimiento de que somos pecadores, pero redimidos.

Felices los pobres: Desapego.

Vivir sin dependencias. Desprendimiento. No soy lo que tengo, lo que hago.

Solo cuando vivo de manera desprendida, puede entrar el Señor con toda su novedad.

Felices los afligidos. Los que lloran: Humildad.

Que la realidad nos afecte. ¡tenemos todo y de todo!

Mística del fracaso, del sufrimiento. Espiritualidad de la fragilidad, vulnerabilidad.

Felices los pacientes: Calma, serenidad.

El enemigo de la paciencia es la ansiedad, el apuro.

Amar los procesos. “Sin prisa, pero sin pausa”. “La paciencia todo lo alcanza”.

Felices los que tienen hambre y sed de la justicia: Integridad.

Felices los de corazón puro: Sin doblez.

Rectitud de intención. Andar por la vida sin vueltas, sin doblez, sin criticar ni destruir a nadie.

Felices los que trabajan por la paz: SHALOM.

No se trata de escapar, ni de dar vuelta a la cara al dolor, sino de afrontarlo.

Capacidad de afrontar los conflictos y resolverlos.

Felices los perseguidos: Testimonio.

Vivir el evangelio provoca división. Separación. Vivir a contracorriente. Ser testimonio, signo.

Manifestación del amor de Dios en la comunidad.

Se destacan algunos aspectos importantes a tener en cuenta en nuestra convivencia, cómo, por ejemplo:

La paciencia, con uno mismo, aguantarnos mutuamente y hermanarnos en ese aguante.

El diálogo, saber escuchar, discernir. Hablar de lo que nos sucede, de lo que nos pasa, esto favorece la comunicación fluida.

Espíritu de familia.

¿Cómo soñaba la comunidad nuestra Madre Fundadora? Soñaba religiosas fraternas y alegres.

Ella misma nos dice:

El verdadero cariño, mis amadas Hermanas, debe estar cimentado en la caridad, y de esta manera será eterno; esta virtud, cuanto más se practica más se entiende”.

Gran consuelo me da el saber que están tan unidas, fervorosas y contentas, que es la mayor prueba de cariño que pueden darme”.

No dejen de aconsejarse en casa unas con otras, tolerándose con caridad y procurando la enmienda”.

Agradecemos al Consejo Provincial estos Cursillos, que han sido días de gracia, de formación, de fraternidad y alegría. Dios les pague.