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Armenia, 16 de enero de 2024

Así como Dios nos ha permitido empezar este nuevo año 2024, así Él mismo desde su Corazón y por pura gracia suya inspiró a Santa María Josefa fundar el instituto de las Siervas de Jesús de la Caridad. Pero, eso no es lo primordial, lo más valioso y hermoso es haberse fijado con tanto amor y ternura en la persona de su hija María Josefa Sancho de Guerra que, dócil y obediente, acoge el deseo de su Señor siendo servidora en medio del dolor.

No vamos a detenernos en escribir fechas inolvidables, ni repetir la biografía de nuestra querida Madre; queremos hacer énfasis y poner de relieve la misericordia de Dios, que desde siempre está con sus hijos y que hace maravillas en quienes son fieles a su voluntad.

El tema de estos Cursillo ha sido vivir nuevamente nuestra historia desde su origen, hechos inmemorables que permanecen en la tradición de nuestro Instituto, de nuestra espiritualidad, de nuestra fraternidad, de nuestro diario vivir como mujeres consagradas a un Dios cercano, que se desborda en detalles que no hacen más que enamorarnos cada día y eso nos alienta a permanecer fieles.

En este encuentro nos congregamos Hermanas mayores, de mediana edad y jóvenes, quienes nos regocijamos y deleitamos compartiendo toda esta vivencia desde sus inicios.  ¡Ya son 152 años en los que el Señor nos está sostenido con cariño y mucho, mucho amor!

Con fe, alegría, gratitud y asombro hemos revivido y hecho nuevos los sucesos que ha realizado el Señor con su servidora María Josefa y, hoy en día, con todas y cada una de nosotras sus Siervas.

Hemos palpado claramente que el Señor siempre ha sido generoso con cada una de nosotras; nos ha presentado el campo para prepararlo, ha sembrado la semilla de las virtudes teologales y humanas en el corazón de una Mujer que, generosa  y sincera a su Palabra, supo emprender la tarea deseada por Él, con el único objetivo de extender su Reino de amor y salvar muchas  almas.

Recordamos con gratitud muchas de las vicisitudes que tuvo que pasar; pero que no la detuvieron para continuar; y esto nos anima hoy en día para también nosotras seguir adelante y no desfallecer ante cualquier dificultad que se nos presente.

Es necesario vivir los hechos agradables y menos agradables de cada día como venidos de la mano amorosa de Dios; todo lo que acontece sabemos que Dios lo permite para nuestra santificación y salvación y… uniéndonos más y más a Él.

De nuevo y una vez más todas las Siervas queremos elevar nuestro espíritu y pedirle a nuestra Santa Madre, gran intercesora desde el cielo, que siga acompañando “esta navecilla que tantas lágrimas le ha costado” como decía ella misma.

Como ofrenda y compromiso personal, comunitario y apostólico nos responsabilizamos de vivir más conscientemente nuestra vida religiosa, teniendo presente que Dios ha estado desde siempre y por siempre sosteniendo la vocación de cada una de las Siervas de Jesús. Hoy, más que nunca, queremos seguir viviendo con amor, alegría y perseverancia nuestra respuesta a la llamada recibida.