Del 10 al 19 de mayo, han peregrinado a Roma un grupo de siete Hermanas, que nos comparten lo que más les ha impresionado de estos maravillosos días vividos en la Ciudad Eterna:
La Peregrinación a Roma ha sido para mí una experiencia inolvidable. La visita a las siete basílicas mayores, la plaza de San pedro, plaza de España, y varias Iglesias. Nos impresionaba tanta belleza y el arte de las Iglesias, tan bien conservadas.
Puedo decir, que lo que más me impactó fue el rezo del rosario con el Papa, el Ángelus y la audiencia del miércoles. Me emocionó ver a tanta gente rezar con tanta devoción y, sobre todo, ver al Santo Padre cuando paso cerca de nuestro grupo.
También disfruté mucho en Asís, la ciudad de San Francisco, que recorrimos a fondo hasta llegar a las cuevas, donde vivía él con sus compañeros. Ver la pobreza en que vivió San Francisco, me hizo reflexionar sobre el desprendimiento de las cosas, el amor a la naturaleza, ya que él se alojaba en una cueva y dormía en una cama hecha en piedras. Rezaba en el bosque, con los animales, los pájaros y las estrellas, mostrando su gran amor y respeto por la creación. La verdad, fue una experiencia inolvidable, donde aprendí muchas cosas que han fortalecido mi fe en Jesús.
Sor Leonila L. Ereño, SdJ
“El Señor ha estado grande con nosotras y estamos alegres”
Con estas palabras del salmo 125, quiero compartir la experiencia vivida en la peregrinación a Roma. Sobre todo, cuando empezaba a pisar la plaza de San Pedro mi corazón se ensanchaba de alegría al poder estar allí, en Roma, ya que esperaba con mucha ilusión esta peregrinación.
Momentos a destacar fueron: la visita a la Basílica de San Pedro del Vaticano, donde contemplamos tanta belleza y arte que nos hablaba de Dios. Allí renové mi fe y mi compromiso con el Señor, pedí la gracia de permanecer unida a Él. Cuando visitábamos la Basílica, daba gracias a Dios por formar parte de la Iglesia y concederme formar parte de una familia muy cristiana. De haberme regalado el don de la fe, la vocación religiosa.
Otro momento importante fue la visita a Asís. Dios siempre prepara para sus hijos grandes sorpresas. La verdad, estar allí donde vivió el gran San Francisco de Asís, sobre todo en el Eremo (monte Subasio) donde él vivía, la cueva donde dormía, para mí fue un todo un ejemplo de pobreza y sencillez. Pensaba que cuando uno aprende a despojarse y abandonarse en las manos de Dios, son más llevaderas las dificultades de la vida.
El día de la audiencia con el Papa, fue muy emotivo verle recorriendo la plaza de san Pedro. Poder verlo tan cerca fue un sueño hecho realidad.
Sor María de los Ángeles Díaz Burga, SdJ
Doy gracias a Dios y a mis Superiores que han hecho posible que viviera estos días de peregrinación.
Tres lugares, me han llamado profundamente la atención:
La Basílica de San Pedro del Vaticano, donde esta Pedro, la cabeza de la Iglesia, que sostiene nuestra fe y nos fortalece.
En la Basílica de Santa Cruz de Jerusalén, recordando la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, se recuerda cómo serían esos momentos de abandono al Padre. El Hijo de Dios voluntariamente da su vida por mí y por todos. Solo la cruz de Cristo canta victoria, sólo en la cruz de Cristo está la Resurrección y la fuente de toda alegría.
En la Escalera Santa, recordé a Jesús humillado, despreciado ante todos los hombres. En cada escalón fui pidiendo por tantas necesidades, de mi Congregación, de mi familia, del mundo entero.
Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.
Sor Mary Flor R. San Pedro, S. de J.
La peregrinación a Roma ha sido para mí una experiencia única para fortalecer mi fe a través de vida de los santos.
San Pablo, con su testimonio de fe y amor a Cristo me anima a no separarme del amor de Dios, a pesar de la tribulación, la persecución, incluso la espada, a la cual llego San Pablo.
Al visitar donde fue martirizado, se despertaron en mí un sinfín de emociones. Ir caminando sobre sus pisadas, que le llevaron a entregar la vida por amor y reposar su cabeza en la columna, que pude ver y tocar, así mismo donde manan las tres fuentes de los botes que dio su cabeza al caer, es algo escalofriante e impresionante.
Otro momento que quiero destacar es la visita a Asís, un sitio donde se respira sencillez, silencio, pobreza y oración. Un lugar que invita a ver a Dios en todas las criaturas que Él creo.
En Asís, visitamos la Iglesia del despojamiento, donde está la tumba de Carlo Acutis. Al ver su cuerpo en la urna, sentí una sensación de escalofrío y al mismo tiempo una paz inmensa. No queríamos de salir de ese lugar que invitaba a la oración, a la tranquilidad y a la paz interior.
Esta experiencia me ha movido a tener curiosidad por saber más cosas de él, así mismo a encomendarme a él, dar a conocer su santidad y encomendar a otras personas la devoción a este joven, grande en santidad.
Sor Neida Sánchez Rojas, SdJ
Todos los lugares visitados durante la peregrinación a Roma me han gustado mucho, pero de una manera especial el Vaticano.
¡Qué maravilloso es el Vaticano! Para mi es tan bonito como la fe de todos los peregrinos. Tan pronto como entré dentro, mi espíritu se llenó de una alegría inexplicable, como si mi corazón cantara el cantico de Simeón: “Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz”. Nada en este mundo como el Vaticano, nada se puede comparar. Subimos a la cúpula, estaba casi exhausta, pero cuando llegamos a lo más alto, todo mi cansancio desapareció. Contemplando la hermosura y grandeza que le rodea, me sentía en el cielo contemplando las multitudes abajo, todavía estoy absorta.
También visitamos otras Iglesias y Basílicas, como Santa María La Mayor, San Pablo y San Juan de Letrán.
Todo me encantó. Ha sido emocionante ver al Papa Francisco en la audiencia, pero lo que en verdad ha dejado una huella impactante en mi corazón ha sido: Asís, el Vaticano, la Scala Santa, por donde Jesús pasó hacía la Crucifixión. La Iglesia del “Quo Vadis “, donde tuvo lugar el encuentro de Pedro con Jesús. La iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, donde no pude contener las lágrimas, esto ocurría mientras mis hermanas cantaban: “Victoria, tu reinarás, oh cruz tú nos salvarás”.
La iglesia de Santa Práxedes, donde está la columna de la flagelación de Jesús y así sucesivamente etc.
Queridas Madres, gracias de todo corazón por haber hecho posible esta peregrinación, que considero como un regalo muy especial de Santa María Josefa, ya que ha sido durante su novena y concluye con su fiesta.
Sor Ailyn A. Pendong, SdJ
Me siento agradecida de todo corazón a Dios, por haberme regalado esta gracia de contemplar y experimentar el poder de santidad de tantos santos y santas que han entregado su vida por Cristo. Esta vivencia me ha ayudado a fortalecer mi fe, vocación y entrega al proyecto de Dios en mi vida, también a amar e intensificar mi oración por toda la Iglesia. En mí, aún quedan ecos que siguen resonando: “Es posible llegar a la santidad”. Estas palabras me impulsan a vivir en plenitud cada día mi entrega a Jesús.
Un momento importante que me llenó de felicidad fue en la plaza de San Pedro. Fue una gracia y bendición especial ver y compartir con peregrinos de distintas naciones, profesando una sola fe y acogiendo la presencia de Cristo a través del Santo Padre.
Contemplando a la multitud de fieles, me vinieron a la mente las palabras de Jesús: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18).
Sor María Elda Gordillo Vásquez, S. de J.
Son muchos los lugares que hemos tenido la oportunidad de conocer, les comparto mi experiencia más fuerte en algunos de ellos.
En la Basílica de San Pablo Extramuros, al entrar y ponernos de rodillas ante el sepulcro de San Pablo, se me cayeron las lágrimas al reconocer y ser consciente de que todo pasa, solo el amor permanece para siempre. Fue el momento más fuerte para mí, delante de la tumba de San Pablo y pidiéndole su intercesión le dije a Jesús, soy toda tuya hasta el final, amando y desgastándome por amor a Dios. Luego al mirar la cúpula y ver el mosaico de Jesús y de los apóstoles, me salía del corazón decir: “Quiero estar un día con ustedes en el cielo, ayúdenme a vivir según el querer de Dios”.
También, al visitar los sepulcros de los Papas en la Basílica de San Pedro y de los Santos en especial el de San Pablo, Santa Inés, Santa Cecilia, San Felipe Neri, San Ignacio de Loyola, Santa Catalina, Santa Mónica y Padre Arrupe, era una invitación constante de Dios a vivir en santidad y a aprender de cada uno de ellos, tan diversos, cada uno con sus dones y carismas, con su manera de ser, pero todos con un amor profundo a Dios, a la Iglesia, a la Virgen María y al prójimo.
Asimismo, tuvimos la oportunidad de ir a Asís. Llegar a donde vivió Santa Clara, San Francisco y en dónde está Carlos Acutis. Allí se siente la presencia viva de Dios, me nacía alabar a Dios al ver la belleza de la creación, un hermoso momento fue cuando cantamos el Salmo 8, todas juntas contemplando la naturaleza.
Sor Libiseth Mariseli Piedra Yrigoín, SdJ