Santa María Josefa y su devoción a la Virgen María
Santa María Josefa, se distinguía en la devoción a la Stma. Virgen y la honraba especialmente en el misterio de su Inmaculada Concepción, por lo mismo la puso bajo esta advocación como Patrona del Instituto. También la honraba bajo el título de los Dolores y Soledad, así como a la Virgen Blanca, Patrona de Vitoria.
La primera imagen de la Stma. Virgen que adquirió el Instituto es una Inmaculada de escultura; la compró la Madre Fundadora con el trabajo de sus manos. Ella misma contaba que, cuando al principio de la Fundación se dedicó a coser para afuera, iba ahorrando pequeñas cantidades hasta que reunió para poder compararla.
También demostraba Santa María Josefa su amor a la Virgen en la devoción con que visitaba algunos de sus Santuarios, destacándose los de Montserrat y Lourdes.
En el año 1883 hizo una visita a Nuestra Señora de Montserrat y tan vivamente impresionada quedó que al despedirse de la Stma. Virgen y emprender su regreso, decía ella misma: “Yo venía llorando, me parecía que bajaba del cielo”.
Al repetir su viaje a Montserrat algunos años después y ver la circulación de la vía férrea, solía decir, aunque admiraba también los nuevos inventos: “Cómo las manos de los hombres destruyen las obras del Creador”.
Cuando visitaba las fundaciones de Guipúzcoa, el mayor obsequio que podían hacerle las Hermanas era llevarla a la gruta de Lourdes. La última vez que visitó la gruta, como ya sentía las molestias de su fatigosa enfermedad, comprendió que no volvería más, y se despidió muy conmovida de la Stma. Virgen con estas palabras: “Adiós, Madre mía, hasta que os vea en el cielo”. (Cfr. Una heroína de caridad, Pag. 681)
En el mes de mayo y siempre, a imitación de Santa María Josefa, invoquemos a la Stma. Virgen María, para que Ella nos cubra con su manto y nos alcance de su Hijo la paz para el mundo.
S.M.D.B.
Siervas de Jesús de la Caridad