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 Estamos celebrando la novena al Corazón de Jesús y a punto de culminar el Año Jubilar al Sagrado Corazón en Valladolid.

Por este motivo desde la comunidad de Siervas de Jesús de Madrid hemos realizado una peregrinación a la Basílica-Santuario Nacional de la Gran Promesa con el fin de ganar la Indulgencia Plenaria; allí se encuentra el sepulcro del Bto. Bernardo de Hoyos, apóstol del Sagrado Corazón de Jesús. Y también, en el altar de las reliquias del templo, está una de nuestra Santa Madre, Mª Josefa del Corazón de Jesús, que destacó en su amor y devoción al Sagrado Corazón.

Fue una gracia muy especial para todos los presentes y en especial para nosotras, Siervas de Jesús, participar antes de la Eucaristía en una conferencia sobre la vida y actividad apostólica del Bto. Bernardo de Hoyos, en la que comprendimos mejor la hondura de sus experiencias místicas y las revelaciones que recibió del Corazón de Jesús.

El sacerdote nos decía en la homilía: “Desde que el soldado abrió el costado de Cristo con la lanza, desde aquel momento, su Corazón se quedó abierto para acogernos, para poder entrar y sentir el descanso y la paz”.

-Bernardo Francisco de Hoyos y de Seña nació en Torrelobatón (Valladolid), el 21 de agosto de 1711 y murió en Valladolid el 29 de noviembre de 1735, con 24 años; fue presbítero jesuita, primer y principal apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España. La fecha de su beatificación fue el 18 de abril de 2010.

Durante sus estudios de Teología en el colegio de San Ambrosio de la Compañía de Jesús de Valladolid (hoy Centro de Espiritualidad) conoció el culto al Sagrado Corazón: “Empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús, y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo menos con oraciones a la extensión de su culto. No pude echar de mí este pensamiento hasta que, adorando la mañana siguiente al Señor en la hostia consagrada, me dijo clara y distintamente que quería, por mi medio, extender el culto de su Corazón sacrosanto para comunicar a muchos sus dones”. Oraba para que la devoción al Corazón de Jesús se divulgara en España e Hispanoamérica y el día 14 de mayo de 1733, que aquel año se celebraba la Solemnidad de la Ascensión, después de comulgar, recibió en el presbiterio del templo la revelación de la Gran Promesa: “Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».

Después de participar en la Eucaristía, nuestro siguiente destino fue la Trapa de San Isidro de Dueñas donde, además de visitar el Monasterio, pudimos estar en la capilla en la que se veneran los restos de San Rafael Arnaiz, el Hermano Rafael. Allí experimentamos un ambiente de silencio, de tranquilidad, de honda oración, que fue llenando de paz nuestros corazones.

-Rafael Arnaiz Barón nació en Burgos el 9 de abril de 1911 y murió en el Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia), el 26 de abril de 1938, a la edad de 27 años; estudiante de arquitectura en Madrid, ingresa como monje trapense, y es considerado uno de los grandes místicos del siglo XX. El Papa San Juan Pablo II lo propuso como modelo para los jóvenes en agosto de 1989 en Santiago de Compostela, y lo proclamó beato el 27 de septiembre de 1992 (coincidiendo en la misma celebración con nuestra Madre Fundadora). Fue canonizado en el año 2009 y en la homilía de ese día, Benedicto XVI dijo: “El Hermano Rafael, aún cercano a nosotros, nos sigue ofreciendo con su ejemplo y sus obras un recorrido atractivo, especialmente para los jóvenes que no se conforman con poco, sino que aspiran a la plena verdad, a la más indecible alegría, que se alcanzan por el amor de Dios. ‘Vida de amor… He aquí la única razón de vivir’, dice el nuevo santo”.

Y con el corazón lleno por estos momentos de fraternidad y encuentro con Dios regresamos a Madrid con gran alegría y satisfacción, después de visitar estos lugares santos en los que hemos presentado al Señor, a través de dos grandes intercesores: el Bto. Bernardo de Hoyos y San Rafael Arnaiz, a toda la Congregación y a tantas personas que se encomiendan a nuestras oraciones.

Peregrinación a Valladolid en el Año Jubilar

Comunidad de Madrid, junio 2024.