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El 25 de julio, las Siervas de Jesús de la Caridad, celebramos el aniversario de fundación del Instituto. Son 152 años. Aún nos llegan los ecos de la celebración del año Jubilar por los 150 años de fundación, tiempo de gracia y de renovación del Carisma que el Espíritu Santo nos ha regalado a través de Santa María Josefa.

Escribe Madre Sacramento Miguel y Mansilla (Cofundadora): “Llegamos a Bilbao el día 24 de julio de 1871, sobre las seis de la tarde, hora en que llegó el tren, y nos hospedamos por de pronto, pues no conocíamos a nadie, en casa de una mujercita llamada Lina, natural de Elorrio, que nos ayudó a recoger las maletas en la estación y vivía en Artecalle. Providencialmente nos enteramos que era hermana de la sirvienta que tenía entonces el Sr. D. Mariano Ibargüengoitia, párroco en aquel tiempo de San Antón, al que veníamos recomendadas y también por cierta referencia a D. Vicente Martínez, abogado. Al día siguiente de nuestra llegada, 25 de julio, – prosigue Madre Sacramento – nos presentamos a dicho Sr. Ibargüengoitia, con quien nos confesamos, le expusimos nuestro pensamiento, y este señor que era muy santo y muy sabio, nos puso el principio muchas dificultades, pero como la obra era de Dios, después de habernos oído y meditándolo en la divina presencia, se prestó para ayudarnos en todo, siendo la primera medida que tomó el darnos unos Ejercicios espirituales de diez días dirigidos por él mismo en la comunidad de las Hijas de la Cruz, a donde nos mandó que fuésemos, que vivían en la calle de la Ronda, número 26, para examinar bien nuestro espíritu y conocer los designios del Señor, encargándose ya él de la dirección del naciente Instituto hasta la muerte acaecida el 30 de enero de 1888. (Cfr. Una heroína de caridad, pág. 74)

Así fueron los principios de la fundación, y sus cimientos fueron la humildad, la pobreza y el sacrificio, pero todo vivido con mucha alegría y amor de Dios. Y no fue una excepción, así suelen comenzar todas las obras Dios. Después de 152 años, las hijas de Santa María Josefa continúan su misión en el mundo: ser testigos del amor misericordioso de Dios entre los más necesitados.

S.M.D.B.

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