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Seguramente muchas personas en este año al leer el lema de la Jornada Mundial del Enfermo: “Acompañar en el sufrimiento”, se sentirán más identificadas con él, ya que comprenden desde la experiencia de la vida lo que es acompañar… estamos viviendo una pandemia, parece traslucirse el final de la misma, pero aún no llega. A todos de mil maneras nos ha afectado, hemos visto en nuestra familia, trabajo, escuela, supermercado, etc., gestos de solidaridad, de acompañar en el sufrimiento. Quizá hemos sido acompañados nosotros mismos. La gran mayoría de las personas tenemos experiencia de que es más fácil acompañar a otros, cuando nosotros mismos antes hemos pasado por momentos dolorosos.

Vivimos en la sociedad de lo inmediato, hay tantos ruidos a nuestro alrededor, ansiedad por llegar los primeros, aunque perdamos hasta la camisa por el camino y pese a la gran variedad de técnicas de relajación, tratamientos de medicina alternativa, tarde o temprano se encuentra uno con el sufrimiento y las seguridades se vienen abajo.

Hoy ante esta Jornada Mundial del Enfermo que celebramos, pienso que tendríamos que empezar por ser acompañantes de nosotros mismos en nuestros sufrimientos, quizá amar aquello que nos repela de nosotros, saltar no al vacío del sufrir por el sufrir, porque así nos vino en suerte, sino dar un salto más elevado del por qué y ¿para qué?… Dios nos tiende su mano para dar el salto hacia su corazón donde todo tiene sentido y pasar del acompañarme al acompañar a otros que necesitan de ese calor humano que alivia la enfermedad, el dolor, la soledad.

Término haciendo referencia a unas palabras de Santa María Josefa: “Sean compasivas con los enfermos, en el lecho del dolor todos son necesitados por la enfermedad, y háganles las cosas como les gustaría que se las inciensen si se encontrarán en su lugar. La medida para obrar en conciencia es ponerse de parte del que sufre”.

Que María que estuvo al pie de la cruz acompañando a su Hijo en el sufrimiento redentor de la cruz, nos enseñe y ayude a no mirar a otro lado cuando alguien sufre cerca o lejos de nosotros.

Sor Myriam Reynoso Flores
Sierva de Jesús de la Caridad