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“Amor y Sacrificio” es nuestro lema. Puede parecer duro a primera vista, pero no es así. El pasado mes de marzo, con la visita de nuestra Madre General lo hemos podido experimentar.

Esperanza en medio de la incertidumbre
El año pasado, cuando Madre Martina Espinal comunicó su programa de visitas anunciando su viaje a Douala – Camerún, en el mes de julio, la alegría fue inmensa, así como la admiración por su audacia en este tiempo de pandemia.
Desde el mes de marzo del año pasado, el gobierno de Camerún anunció un periodo de confinamiento hasta principios de junio, y el resto del mundo iba por el mismo camino. Así que todo dejaba entrever que la visita a Douala no podría realizarse. Pero la esperanza no se apaga y sabíamos que Madre Martina vendría en la primera ocasión que tuviera. Finalmente, nuestra esperanza se vio cumplida y llegó el anuncio de la visita de nuestra Madre a esta querida tierra africana, en el mes de marzo de 2021.

Ternura y cercanía
Madre Martina Espinal llegó a Douala el día 9 del pasado mes de marzo. Aunque fue una jornada larga por el apostolado con los niños de la guardería, ninguna Hermana nos preocupábamos de eso, pues por fin iba a estar en casa con nosotras.
Parecía la espera de la Noche Buena y estábamos en Cuaresma. Es difícil expresar lo que uno siente cuando está inmerso en el gozo, cuanto más, cuando se trata de expresar por escrito lo que toda la Comunidad vivió aquella tarde.

Últimamente, nadie se atreve a viajar a África, incluso a Camerún, por los riesgos que conlleva tal aventura por la escasez de medios que hay para afrontar la pandemia. Por eso, solo el deseo de venir aquí nos dice mucho. Claro, ahora más que nunca, esto no pude ser un simple paseo, hay algo más, que solo inspira Dios.

Vida fraterna
Los días de la visita han sido un verdadero compartir. Algunas Hermanas ya conocían a Madre Martina, pero para nosotras las Junioras, era el primer encuentro. Es verdad, que aquí tenemos el desafío del idioma y no podemos negar que es una gran limitación, pero cuando lo intentamos con amor y humildad, logramos compartir lo que sentimos.

Durante los días de la visita, nuestra Madre pudo ver de cerca nuestro vivir cotidiano, la vida comunitaria, el apostolado con sus alegrías y dificultades. Después de la experiencia de estos días podemos decir que, nuestra Madre es verdaderamente una MADRE.

Gracias querida Madre Martina por el sacrificio de venir hasta aquí, de estar, de compartir y valorar lo nuestro. Para nosotras, no hay mejor palabra de ánimo en el seguimiento de Jesús, en esta querida Congregación, que el testimonio de su vida.
El amor no se improvisa, sale de muy dentro porque ya estaba ahí, y esto es lo que hace posible su cercanía, su ternura, su testimonio de sacrificio, sobre todo por ser la primera vez que viajaba a África.

Lo bueno se expresa con pocas palabras y nuestro Señor nos dice: “Pedid y se os dará”. Así que nuestra oración es: Gracias Señor por todo lo recibido durante esta Visita Canónica de nuestra Madre. ¡Que se repita pronto la visita a Camerún!

Hna. Marie Paule Simonie Zobo