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Santa María Josefa recibió el don del Espíritu Santo para vivir la caridad en grado heroico y esto fue lo que la distinguió durante toda su vida y el legado que dejó a sus hijas las Siervas de Jesús. El Corazón de Jesús fue la escuela donde ella aprendió la misericordia y la compasión con los enfermos y necesitados y de este Corazón Divino brotó la Congregación de las Siervas de Jesús.

El domingo, 26 de julio, en la catedral de Santiago de Bilbao, se celebró la Misa inaugural del Año Jubilar por el 150 Aniversario de fundación de la Congregación. La conmemoración de aquella maravillosa aventura comenzada por María Josefa y primeras compañeras y que tantos frutos de misericordia ha dado para la gloria de Dios.

La Eucaristía fue presidida por el Sr. Obispo de Bilbao, Mons. Mario Iceta, con quien concelebraron el Obispo Auxiliar, Mons. Joseba Segura, el Vicario territorial y anterior párroco de la Parroquia de santa María Josefa de Miribilla, D. Antón Rey, el Rector del seminario y miembro del cabildo catedral, D. Aitor Uribelarrea y el P. Santiago, religioso Claretiano, capellán de las Hermanas.

Estuvieron presentes en la ceremonia Madre, Martina Espinal, Superiora General y su Consejo. Madre Mª Jesús Gómez, Superiora Provincial y la Madre Vicaria, así como las Hermanas de las cuatro comunidades de Bilbao y comunidades cercanas.

El Sr. Obispo en su homilía se refirió a la figura de santa María Josefa y D. Mariano José de Ibargüengoitia, del cual, el pasado 10 de julio, el Papa Francisco ha autorizado a la Congregación de las Causas de los Santos la promulgación del Decreto de Virtudes Heroicas. Entre otras cosas dijo: “corazones transparentes, capaces de ser inspirados y movidos por el Espíritu Santo” y sus sucesoras las Siervas de Jesús “instrumentos muy fieles que se han dejado mover por el don del Espíritu Santo para abrir este carisma tan necesario en la Iglesia. En estos tiempos –dijo- habría que recordar la inmensa labor de las Siervas de Jesús y de la propia santa en la pandemia de cólera que asoló Bilbao en la segunda mitad del siglo XIX.

El coro, que cantó maravillosamente, estuvo a cargo de Vicente Castellanos y Siervas de Jesús.

Antes de finalizar la celebración se comunicó que, con motivo de este Año Jubilar, el Papa Francisco ha concedido a la Congregación indulgencia plenaria, bajo las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) para quienes visiten desde el 25 de julio de 2020 al 25 de julio de 2021 una de las iglesias de la Congregación, así como las parroquias que la tienen por titular.

Finalizada la ceremonia, sus hijas llevaron a santa María Josefa procesionalmente, como había ido, desde la catedral hasta la Casa Madre. Una vez más, la Madre recorría las calles de su querido Bilbao. Hace 149 años, junto a sus dos compañeras, llegaba tímida y soñadora, esperanzada y decidida a fundar una nueva Congregación. Allí se encontraron con D. Mariano José, el Sr. cura párroco de san Antón. Ahora, celebramos este Año Jubilar, motivo de gracia y bendición para las Siervas y Siervos de Jesús y para toda la Iglesia.

Y santa María Josefa, que decía: “Ofrezco con gusto los trabajos si nuestro Señor se digna aceptarlos para consolidar más y más el Instituto, se extienda lo posible y le dé gloria hasta la consumación de los siglos”, desde el cielo, contemplará gozosa la obra que Dios comenzó a través de ella.

Siervas de Jesús, Bilbao, 2020