

Clausurado nuestro XXII Capitulo General, la Madre Martina Espinal, reelegida Superiora General, nos dio la más grata noticia que nos vino como broche de oro: UNA PEREGRINACION A LOURDES. Estaba todo organizado y lo teníamos ya “en bandeja”. Solo faltaba disponer nuestro corazón a un encuentro profundo y vivo con nuestra Madre Celestial. De hecho, tras oír la noticia, nuestro corazón se llenaba de emoción, saltando de gozo y anhelando volcar cuanto contiene nuestro corazón ante su presencia amorosa entre las que sobresalen nuestra gratitud por tantos beneficios recibidos por sus manos maternales y nuestra suplica para que tanto el Capitulo General como esta peregrinación den muchos frutos de conversión, de renovación, de santidad y de fecundidad.
El día 4 de abril, antes de despuntar la aurora, como peregrinas de esperanza, nos ponemos en camino rumbo a Lourdes, Francia.
Al amanecer, por el camino y unida a la creación, elevamos nuestra alabanza al Señor rezando Laudes. Llegadas a Lourdes, nos dirigimos a nuestro alojamiento y tras dejar nuestro equipaje nos encaminamos hacia el Santuario de Lourdes donde Participamos en la Eucaristía en lengua española en la Cripta. La Virgen, como Madre tierna, a través del Sacerdote encargado de los peregrinos de lengua española, nos dio la bienvenida reconociendo nuestra presencia y en particular a nuestra Madre General por quien ofreció y pidió oraciones a los demás asistentes de la Eucaristía.
La Misa nos adentró de lleno en “espíritu de peregrinación”, abriendo nuestro horizonte interior en busca de un encuentro vivo con la Santísima Virgen, de quien queremos aprender cómo amar y servir a nuestro Señor y a nuestros hermanos. Además, tanto el Evangelio como la homilía nos garantizan la presencia permanente del Señor en nuestras vidas como si nos dijera: pueden contar conmigo; ya anticipa su entrega en la Eucaristía, anticipa el don de sí. (Homilía del Padre). Por supuesto, esto nos viene como un anillo al dedo y nos conviene recordarlo siempre, que nunca estamos solos. El Señor camina con nosotros, se nos regala y su providencia nos da a manos llenas. Y como dijo a su discípulo amado, a nosotros nos dice lo mismo: Ahí está tu Madre. Sin duda, como su Hijo, nuestra Madre Celestial viene con nosotras.
Venir a Lourdes es confesar que la Virgen está presente en nuestro diario caminar y como Madre solicita, siempre está dispuesta a socorrernos en nuestras necesidades, tanto temporal como espiritual, pues lo que quiere es ganarnos para Dios y para el Cielo. Es emocionante, caminar por este suelo donde nuestra Madre apareció y donde Santa Bernardita confesó su fe, devoción y obediencia a la Virgen aun sin conocerla todavía. Como toda obra de Dios, se valió de su pobreza, pequeñez, ignorancia y humildad. Que razón tenía San Pablo al decir: Pero Dios escogió lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios escogió lo débil del mundo para avergonzar a los fuertes; y Dios escogió lo bajo y despreciable, lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios. (1Cor. 1:27-28). Y de hecho así fue la historia de la aparición de la Virgen a Bernardita. Al principio, era todo incomprensión, incredulidad, ridiculez, estupidez, etc. A su vez, Santa Bernardita tuvo que pasar una gran humillación, sufrimiento, rechazo, etc. Sin embargo, la obra de Dios no se detiene, al fin y al cabo, triunfa a base de su humildad y constancia. El que dice la verdad y no se busca a sí mismo, se vuelve inquebrantable a pesar de ser débil. La verdad siempre se acrisola por las pruebas y dificultades. Bendito sea Dios que mostró su amor enviando a la Madre de Dios a aparecer a Santa Bernardita convirtiendo este suelo en un trozo de cielo. Hoy en día, vienen millares de personas, con distintas necesidades, de todos los rincones del mundo a buscar un poco de alivio, de consuelo, de refugio y al venir, encuentran un “cielito en el seno y cobijo de la Virgen quien reveló a Santa Bernardita: “Yo soy era la Inmaculada Concepción.”
Los dos días vividos en Lourdes, hemos participado de las distintas actividades que ofrece el Santuario: Los pasos de Bernardita, el Gesto del Agua, la Confesión, la Eucaristía en distintas lenguas, el Vía Crucis, el Santo Rosario en la Gruta Massabielle. Todo nos ha dejado prendadas de la Virgen y enamoradas de Santa Bernardita. Una cosa es oír y otra cosa es experimentar. Los Sacerdotes con quienes nos encontramos, la guía de los pasos de Bernardita y demás guías nos han transmitido tanto, que terminamos la peregrinación el día 5 de abril, rebosantes de gratitud y devoción a la Virgen y admiración a Santa Bernardita. Por supuesto, cada una presentamos a la Virgen las diversas necesidades del mundo, de nuestra Congregación, de nuestras familias, enfermos y de todos a quienes ofrecimos nuestra oración, deseando que experimenten vivamente su presencia y protección maternal.
A nuestro Señor elevamos nuestra alabanza y acción de gracias por este favor tan grande que nos ha concedido. Agradecemos de manera especial a nuestra Madre General, Madre Martina y su consejo anterior quienes lo han preparado todo. Bendita sea la Purísima Virgen de Lourdes, y la hora en que apareció a Santa Bernardita, que a lo largo de los siglos sigue reuniendo a miles de personas, ofreciendo su sonrisa y ofreciendo consuelo y alivio a cuantos acuden con devoción. Que la Virgen desde su Santuario bendiga a todo el mundo.
Nuestra Señora de Lourdes, ruega por nosotros.
Santa Bernardita, ruega por nosotros.