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Tapiz de la canonización de Santa M.ª Josefa.

Las dos celebraciones tuvieron lugar en la plaza de S. Pedro en Roma y fueron presididas por S. Juan Pablo II. La beatificación el 27 de septiembre de 1992 y la canonización el 1 de octubre de 2000.

S. Juan Pablo II, en la homilía de la canonización destacó las siguientes facetas de la fundadora de las Siervas de Jesús:

En la vida de la nueva santa, primera vasca en ser canonizada, se manifiesta de modo singular la acción del Espíritu. Este la guio al servicio de los enfermos y la preparó para ser madre de una nueva familia religiosa.

Santa María Josefa vivió su vocación como apóstol auténtico en el campo de la salud, pues su estilo asistencial buscaba conjugar la atención material con la espiritual, procurando por todos los medios la salvación de las almas. A pesar de estar enferma los últimos doce años de su vida, no ahorró esfuerzos ni sufrimientos, y se entregó sin límites al servicio caritativo del enfermo en un clima de espíritu contemplativo, recordando que “la asistencia no consiste solo en dar las medicinas y los alimentos al enfermo; hay otra clase de asistencia, y es la del corazón, procurando acomodarse a la persona que sufre”.

“Estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25, 36). Estas palabras de Jesús definen toda la vida de santa María Josefa y la misión que confió a sus hijas las Siervas de Jesús de la Caridad: mostrar el rostro misericordioso de Dios a los que sufren.