Siervas de Jesús de la Caridad
Provincia Santa María Josefa
Octubre 2025
Hace veinticinco años, la Iglesia reconoció con alegría la santidad de una mujer cuya vida fue un testimonio radiante de compasión, humildad y fe inquebrantable: Santa María Josefa del Corazón de Jesús.
Fue un momento de celebración no solo para nuestra Congregación, sino para toda la Iglesia, al afirmar que la santidad es alcanzable a través de actos cotidianos de bondad y servicio. Su vida nos recuerda que la santidad no está reservada a lo extraordinario, sino que florece en la respuesta silenciosa y fiel a las necesidades de los demás y en el cumplimiento constante de la voluntad de Dios.
Un gesto de generosidad
En la Provincia de Santa María Josefa, la conmemoración comenzó con un gesto significativo: la entrega de regalos a 225 familias pobres en la Parroquia de Santa María Josefa en Payak, Bato, el domingo 28 de septiembre.
La lectura del Evangelio del día abordaba la parábola del hombre rico y Lázaro. En su homilía, el P. Frankie Eligoyo, párroco de la comunidad, reflexionó sobre la caridad vivida por Santa María Josefa, quien entregó su vida a Dios, a la Congregación y a las personas que se le confiaron.
Señaló que, según el Evangelio, el hombre rico no cometió una injusticia directa, pero su indiferencia constituyó un pecado de omisión.
El padre subrayó también la misión viva de las Siervas de Jesús por el mundo: portadoras de esperanza en una humanidad herida que anhela sanación, dignidad y paz.
Una doble celebración
El 1 de octubre, la alegría se intensificó. Desde las 14:00 h comenzaron a llegar los visitantes y, una hora después, el auditorio del Hospital Santa María Josefa ya estaba lleno. En el marco de esta celebración, 108 jóvenes recibieron el sacramento de la Confirmación, vestidos de rojo como signo del Espíritu.
La Santa Misa fue presidida por el Reverendísimo Mons. Rex Andrew C. Alarcon, arzobispo de Cáceres, y concelebrada por seis sacerdotes. En su homilía, el arzobispo exhortó especialmente a los confirmandos a tomar como modelo a Santa María Josefa, una mujer que encarnó el amor y el sacrificio.
Compartió también tres enseñanzas clave para este jubileo de plata:
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Santo deseo: Todos tenemos deseos y sueños. Pero, como Santa María Josefa, estamos llamados a cultivar los deseos santos que Dios siembra en el corazón.
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Sacrificio: Los deseos santos deben concretarse en obras. El sacrificio es necesario y no todos perseveran en sus resoluciones sagradas.
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Santidad: Sin Dios, el sacrificio es solo activismo. Cuando lo ofrecemos al Señor, se transforma en obra santa.
Un legado que inspira
Unir la celebración del 25º aniversario de canonización con el sacramento de la Confirmación de los jóvenes fue profundamente simbólico.
Esta doble celebración une generaciones: la sabiduría y santidad de Santa María Josefa con la fuerza y esperanza de los jóvenes creyentes.
La Iglesia se renueva con el testimonio de sus santos y el compromiso de los jóvenes. Este aniversario no es solo una mirada al pasado, sino una afirmación del futuro que Dios sigue escribiendo con corazones disponibles.
Un llamado a vivir con el corazón abierto
Este jubileo no es solo una conmemoración: es un llamado a la acción. Honremos a Santa María Josefa no solo con palabras, sino con obras concretas.
Su ejemplo nos impulsa a vivir con el corazón abierto, a construir comunidades donde haya ternura, consuelo y servicio generoso.
En un mundo aún marcado por la pobreza, el dolor y la indiferencia, su legado nos sigue impulsando a escuchar, servir y amar, como ella lo hizo.
Sabemos que todo es gracia, pero nuestra respuesta personal es indispensable.
Que Santa María Josefa del Corazón de Jesús interceda por todos nosotros.












