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“Que detalle, Señor, has tenido conmigo”, con esta frase se sintetiza toda mi historia vocacional. Desde que supe qué es tener un detalle hacia alguien, me gustó esta canción. Es un detalle muy grande que el Señor ha tenido conmigo al llamarme a su servicio y permitir que persevere en él. Así que, Señor: “Te acercaste a mi puerta, pronunciaste mi nombre… paso a paso te sigo sin mirar hacia atrás… que sosiego me inunda cuando oigo tu voz… qué emoción me estremece cuando escucho en silencio tu Palabra que aviva mi silencio interior…”.

Hoy doy gracias al Señor por estos 25 años de consagración, durante los cuales se ha manifestado su Amor y su Misericordia claramente.

Viendo mi vida a través de estos años sólo veo Gracia y Misericordia por parte de Dios que, sin ellas, no podría permanecer. Agradezco al Señor su Misericordia para conmigo.

Estoy muy agradecida al Señor sobre todo por las personas que ha puesto en mi camino vocacional. Doy gracias por mi familia, mis padres cristianos, que, desde muy pequeños nos educaron en la fe, que siempre me apoyaron y acompañaron en mi vocación, gracias a mis hermanos también siempre han sido un gran apoyo para mí. Las Madres y Hermanas que, durante todo mi caminar como Sierva de Jesús me han ayudado. Son muchas, entre todas ellas, menciono a Sor Dolores Dulanto, mi Promotora Vocacional, Madre Laura Pacheco, que creyó en mi vocación en un momento difícil de mi vida que ni yo creía que iba a responder al llamado del Señor. Madre Felisa Jiménez, Maestra de Novicias, que me recibió en el Noviciado de Burgos y muchas Madres y Hermanas que no nombro aquí, pero que el Señor las utilizó para ayudarme a ser lo que soy hoy.

Algo muy valioso en mi vida ha sido y sigue siendo la música, sobre todo el canto, y gracias a Madre Amparo Borraz (EPD), que me enseñó a tocar el órgano; desde Juniora he podido acompañar, en la Liturgia, a las comunidades donde he vivido. Así que hoy, con la letra de varios cantos doy gracias al Señor por mi vida y mi vocación.

Son los cantos que han acompañado la ceremonia de mis Bodas, los cuales fueron interpretados por un maravilloso coro de nuestras Hermanas. Al finalizar el Capítulo Provincial todas acudimos a nuestra Comunidad del Noviciado para la celebración, así que el coro estuvo enriquecido con varias voces de nuestra Provincia de San José, algo que agradezco grandemente al Señor y a mis hermanas.

Uno de esos cantos es “Dichoso el corazón enamorado”, letras de Santa Teresa de Jesús. Es cierto que, dichoso el corazón enamorado, que solo en Dios tiene su contento, su pensamiento; por Él renuncia a todo lo creado… también Señor, “nunca permitas que crea que serte fiel solo depende de mí, pues llevo en vasijas de barro el tesoro que sin merecer recibí”.  Sin Jesús, no estaría hoy aquí, pues sí es un tesoro la vocación y la llevo en vasija de barro: frágil y moldeable. Y todo esto porque “el Amor, el Amor, es Dios, es Dios”. No puede faltar la Santísima Virgen: “Bendita sea tu pureza”, decirle esa alabanza a María llena mi corazón de gratitud por su Sí y por su misericordia, por su Maternidad y sobre todo por sus ojos misericordiosos “mírame con compasión no me dejes Madre mía”.

Agradezco la presencia de nuestra Madre General, Madre Martina Espinal y Madre Adriana Mendoza, en la celebración de mis Bodas y la presencia tan especial de mi Hermana Norka, que vino desde España para compartir conmigo este momento tan importante y poder disfrutar con ella esos días que estuvo acá en Argentina.

Doy gracias al Señor por las jóvenes de nuestra casa: Las Novicias y Postulantes que, con su alegría y entusiasmo me motivan a seguir dándolo todo en el día a día del Noviciado. Ellas también fortalecen mi vocación.

Agradezco también a la Comunidad Madre Mirian y Hermanas que, junto a la comunidad del Noviciado, han hecho posible una celebración tan sencilla como hermosa. Y a todos los que hicieron posible la celebración.

Termino compartiendo algo que hice en preparación para mis Bodas. El 27 de agosto del 2022 providencialmente me di cuenta que faltaban 25 meses para mis 25 Años. Ese mismo día hice una velita, la encendí el 27 de cada mes. En mis Bodas la presenté como ofrenda al Señor en agradecimiento por su infinita misericordia y para que me siga sosteniendo con su gracia y que me ayude a ser luz para los demás. “Que detalle, Señor, has tenido conmigo”.

Hermana Yanilda Martínez Sdj

Villa Lugano, Bs- As.